Foto: Fátima Rodríguez

21 diciembre, 2006

"Cajas" ----- Cristina Pacheco

La estación del tren era como una llave abierta por donde escapa el agua. Lo que salía de este pueblo eran hombres, mujeres, niños. Se iban al norte en parejas, en grupitos, así que en un mismo día dejaban huecos en dos, tres, cuatro casas, y también en los campos de los alrededores.

Aunque no fueran nuestros parientes, todos salíamos de madrugada a despedirlos. Marchábamos formados como en las procesiones, sólo que en la primera fila en vez de nuestros santos patronos iban los viajeros. Era un honor cargarles las cajas de cartón donde habían metido una muda de ropa, una cobija. Los hombres casados llevaban además un arete de sus mujeres, las esposas el cinto de sus maridos, los niños ramas de plantas medicinales con las cuales pudieran curarse de la tos, de un dolorcito...

Siempre caminábamos muy despacio. Era una forma de mostrarles a los viajeros que no teníamos prisa de que se fueran y hasta de darles tiempo para que se arrepintiesen de emprender un viaje hacia lo desconocido. Que yo recuerde, nadie se arrepintió nunca; al contrario, todos parecían urgidos por irse de una vez para regresar más pronto.

Desde la curva del venado se veía la estación. En medio de la oscuridad, con su única ventana iluminada, el edificio parecía un gigante tuerto cabeceando en espera de sus víctimas. Los que íbamos a quedarnos en el pueblo rompíamos la fila y nos acercábamos a los viajeros para hacerles preguntas y arrancarles promesas. Todas eran iguales: "¿Seguro que empacaste la cobija?" "Júrame que volverás, porque si no allá te lo halles con Dios".

Lo más difícil de las despedidas eran los minutos previos a la llegada del tren. Resentíamos ya los efectos de la desmañanada, los temas de conversación se habían agotado y el nerviosismo era general. Los que iban a emigrar formaban un círculo junto a las vías del tren. En ese momento, aunque aún estuvieran en terrenos del pueblo, empezaban a alejarse de nosotros.
Quienes permaneceríamos en él nos sentábamos en las bancas, junto a la entrada de la administración, para hablar de las faenas del día, de algún trámite, de un rumor, de cualquier cosa que nos produjera la ilusión de que nada había cambiado entre nosotros.

El silbato lejano del tren causaba revuelo y desorden. Los viajeros levantaban las cajas que habían dejado en el piso y nosotros íbamos hacia ellos para decirles algo que ya no les importaba. Su único interés era abordar un vagón, elegir un asiento, disponer de un espacio para su equipaje. Todo eso lo observábamos a través de los cristales, marcados con las huellas de otros emigrantes.
Cuando los viajeros al fin se acercaban a las ventanillas para despedirse, ya era demasiado tarde: los vidrios representaban una barrera infranqueable. A nuestros parientes y amigos les pedíamos con señas que hablaran más fuerte. Era inútil: no podíamos escucharlos con claridad y, como ante una película muda, nos dábamos por bien servidos con sólo interpretar sus sonrisas, sus gesticulaciones, la expresión de sus ojos.

Con un silbido más agudo y prolongado el maquinista nos advertía que el tren ­detenido apenas unos segundos en la mísera estación del pueblo­ iba a ponerse en marcha. En el último intento por acompañar a los viajeros corríamos junto a los vagones, seguros de mantener su ritmo, hasta que al fin éramos vencidos por la velocidad.

Temblorosos, jadeantes, arrojando vaho por la boca, nos quedábamos mirando el convoy. Mientras más se alejaba más nos arrepentíamos de no haber aprovechado los minutos transcurridos en la estación para hablar ­quizá por última vez­ con nuestros seres queridos.

Bulmaro, el despachador con mangas de lustrina, cerraba la ventanilla abruptamente. Era su forma de recordarnos que, por el momento, ya no teníamos nada que hacer en la estación ni él tampoco. Como siempre, volvería la mañana siguiente para facilitarles a los viajeros el paso a un mundo prometedor y amenazante.
Hacíamos de prisa el camino de regreso al pueblo. Marchábamos en silencio, de mal humor, agobiados ya por el peso de la ausencia y la perspectiva de tener que multiplicar nuestros esfuerzos para cubrir la porción de trabajo que les habría correspondido a los ausentes.

II
Vivíamos entre la incertidumbre y la espera de noticias que rara vez nos llegaban: un día una carta, semanas después una breve llamada telefónica, relatos de viajeros que estaban de vuelta en el pueblo vecino. Acudíamos a verlos con la esperanza de que nos hubieran traído informes de nuestros parientes y amigos. Todos respondían lo mismo: "Aquello no es como aquí, donde nos conocemos desde siempre. Las ciudades y los campos son muy grandes, hay muchísima gente que va de un lado a otro. Es raro que vuelva uno a encontrarse con algún paisano".
Tercos, ofrecíamos la foto de "nuestro" viajero con la esperanza de que al menos alguien lo hubiera visto. Manteníamos la ilusión hasta que el informante se disculpaba: "No, lo siento, a este cristiano no lo conozco". Al cabo del tiempo y de vivir tantas veces las mismas decepciones, acabábamos por aceptar que nunca volveríamos a ver a quienes, meses o años antes, habíamos despedido en la estación.

III
Un lunes mi prima Julia recibió una carta del consulado de Los Angeles. Se le informaba que su esposo, Hilario Robledo, regresaría a Guanajuato el miércoles por el aeropuerto de León. La noticia fue muy celebrada.
En el pueblo nadie había tenido la experiencia de subirse a un avión. Julia se sintió orgullosa de que Hilario fuese el primero y todos lo consideramos, por eso, un triunfador. Pasamos la tarde decidiendo quién acompañaría a mi prima al aeropuerto: "Ven tú", me dijo. Anselmo se ofreció a llevarnos en su camioneta de redilas, porque sólo en ella podría caber el equipaje de Hilario, que de seguro superaba con mucho la caja de cartón en la cual había empacado una muda de ropa y su cobija.

El miércoles por la mañana salimos rumbo a León. De los tres, sólo Anselmo había estado allí. Se pasó el camino describiéndonos la ciudad y hasta nos habló de un restorancito donde podríamos detenernos en caso de que Hilario tuviera urgencia de comer algo mexicano. Cuando llegamos al aeropuerto y pedimos informes, un empleado nos indicó el pasillo por donde llegarían los viajeros procedentes de Los Angeles. Salió el último sin que Hilario hubiese aparecido. Inquietos, fuimos a pedirle informes a un maletero. Nos advirtió que el avión ya estaba vacío. Le dijimos que era imposible, y para demostrárselo Julieta le enseñó la carta del consulado. El hombre se rascó la frente: "Esta clase de pasajeros no llegan por aquí. Si gustan, los llevo". Aceptamos que nos condujera hasta una oficina donde estaba conversando una pareja. El maletero les habló en voz baja y enseguida desapareció sin mirarnos. El hombre se dirigió a Julia: "Me permite su documento, quiero decir, la carta del consulado". La leyó de prisa y oprimió un timbre: "Si quiere tomar asiento, señora, enseguida le traen a su marido." "¿Viene enfermo, tuvo un accidente?" No fue necesaria la respuesta: aparecieron dos empleados empujando la camilla donde venía el ataúd con los restos de Hilario.

Durante mucho tiempo Julieta se compensó de su viudez repitiendo que su marido había sido el primero en cumplir la promesa de regresar. Ya no le cabe ese orgullo: después de Hilario han vuelto al pueblo 270 emigrantes; se fueron en tren o en autobús, ligeros de equipaje, llenos de ilusiones; regresaron en avión con todo el peso de la muerte encima.

28 noviembre, 2006

Traducirán la Constitución a las lenguas indígenas del país

La jornada/28 de noviembre de 2006

JESUS ARANDA

Ante el presidente y ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Eduardo Zarzosa Sánchez, presidente municipal de San Felipe del Progreso, estado de México, sostuvo que "el reconocimiento de la autonomía prioritaria que reclaman nuestros pueblos indígenas no atenta contra la unidad del Estado nacional".

Por su parte, el ministro presidente de la SCJN, Mariano Azuela Güitrón, señaló que el hecho de que la Constitución esté escrita únicamente en lengua española "limita la posibilidad a los integrantes de los pueblos indígenas para hacer valer sus derechos en las lenguas que les legaron sus antepasados", porque materialmente estarían obligados a utilizar una lengua distinta a la que les es propia.

Al hablar en nombre de los grupos indígenas que ayer firmaron un convenio con el máximo tribunal para traducir la Constitución a las lenguas indígenas que hay en el país, Zarzosa Sánchez agregó que una garantía de acceso a la justicia para los grupos indígenas es, ante todo, respetar el libre ejercicio de su normatividad consuetudinaria para la resolución de los conflictos que se presenten en y entre ellas.

En el salón de anteplenos de la Corte, el edil mexiquense añadió que, como país, México corre un gran riesgo, porque estamos ante una realidad que nos obliga a observar como poco a poco se van acabando los elementos que dan identidad a los pueblos indígenas, como son: la lengua, el vestido, la música; es decir, todos los elementos que día a día "sólo se conocen por tradición oral o por los numerosos estudios que se vierten sobre el caso."

Por su parte, Azuela Güitrón agregó que "no existe ninguna razón para condicionar el ejercicio de los derechos fundamentales al dominio del idioma español, pues además de que en una visión humanista "ello resulta inadmisible", el artículo cuarto de la Ley General de la Ley de Derechos Lingüísticos de los Pueblos Indígenas establece que las lenguas que se reconozcan en este cuerpo de normas y el español, "son lenguas nacionales por su origen histórico, y tienen la misma validez en su territorio, localización y contexto en que se hablen".

Añadió que el artículo noveno constitucional reconoce el derecho de todo mexicano a comunicarse en su lengua, sin restricciones públicas o privadas, en forma oral o escrita, en todas sus actividades sociales, económicas, políticas, culturales y religiosas.
Subrayó también que el propio artículo segundo constitucional reconoce y garantiza el derecho de los pueblos y las comunidades indígenas a la libre determinación y, en consecuencia, a la autonomía para decidir sus formas internas de convivencia y organización social, económica, política y cultura, así como para aplicar sus propios marcos normativos y solución de sus conflictos.

Sin embargo, cuando la Corte tuvo conocimiento de más de 200 controversias constitucionales en contra de la ley indígena ­impugnada fuertemente por diversos actores políticos y sociales, entre ellos el EZLN­, el máximo tribunal optó por no discutir el fondo del asunto y evitó pronunciarse sobre los alcances de la autonomía indígen

25 noviembre, 2006

Lo que logró salir de mis bisagras

--> No, aún no. El momento de un ínfimo reconocimiento literario aún no llega, o mejor dicho, no lo he logrado alcanzar. Sinceramente me siento algo oxidado en mi quehacer narrativo (si alguna vez estuvo aceitado), pero a continuación muestro un poco de lo que logró salir de mis bisagras. Se llama "sombría desnudez" y lo inscribí a un concurso de minicuentos... que no ganó. Así pues, aquí está:

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Empezó por degustar el amargo sabor tras unas horas de sueño para luego sentarse en la orilla de la cama y tratar de recordar lo que había pasado anoche. Dio un vistazo a su colchón y allí estaba ella, todavía dormida y desnuda. ¿Karla? ¿Karina? Por lo pronto el nombre no importaba más que deshacerse de aquella sensación tan incómoda como matutina de una vejiga a punto de reventar.

Se levantó al baño sin poner mayor atención en su propia desnudez y de pronto, sintió algo extraño. Primero fueron sus piernas y luego todo el cuerpo. Era como si algo faltase aparte de la ropa y lo hiciera más ligero.

Cuando salió, un poco más despierto, se dio cuenta de que un hedor habitaba la recámara y la casa entera. No era ese olor a sudores mixtos emanados en la cama, en la sala y en el auto, era más bien un olor a él, proveniente de otra parte. Apoyando siempre su mano en la pared salió a la sala donde la iluminación era mayor y no creyó lo que vio hasta constatar que en la pared no estaba su sombra, porque pendía muerta de una soga.

18 noviembre, 2006

Recomiéndoles



Chequen esta canción. Está para reírse un ratito, se las recomiendo mucho:

http://www.youtube.com/watch?v=KJDDVExGSrA


El cantautor se llama virulo y es un trovador-cómico cubano.



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....

Presencia

¿Qué va a quedar de mí cuando me muera
sino esta llave ilesa de agonía,
estas pocas palabras con que el día,
dejó cenizas de su sombra fiera?

¿Qué va a quedar de mí cuando me hiera
esa daga final? Acaso mía
será la noche fúnebre y vacía
que vuelva a ser de pronto primavera.

No quedará el trabajo, ni la pena
de creer y de amar. El tiempo abierto,
semejante a los mares y al desierto,

ha de borrar de la confusa arena
todo lo que me salva o encadena.
Más si alguien vive yo estaré despierto.



José Emilio Pacheco

29 octubre, 2006

Comercial





En suma a la ausencia de comentarios en este espacio me tomo el atrevimiento a recomendar otro blog. Éste si está bueno: lo crean algunos moneros de diferentes periodicos: rictus, tacho magú, entre otros.

Aquí nomás una pequeña muestra de ese blog.



09 septiembre, 2006

Dicotomía Incruenta

Siempre llega mi mano
más tarde que otra mano que se mezcla a la mía
y forman una mano.

Cuando voy a sentarme
advierto que mi cuerpo
se sienta en otro cuerpo que acaba de sentarse
adonde yo me siento.

Y en el preciso instante
de entrar en una casa,
descubro que ya estaba
antes de haber llegado.

Por eso es muy posible que no asista a mi entierro,
y que mientras me rieguen de lugares comunes,
ya me encuentre en la tumba,
vestido de esqueleto,
bostezando los tópicos y los llantos fingidos.



Oliverio Girondo

05 agosto, 2006

Nueva Frase

Es sólo para avisar que el "momento de éxtasis intelectual" sigue creciendo. Si quieres checar las frases sólo baja un poquito y te encontrarás esta sección.

No olvides dejar tus comentarios y apoyar con la causa.

14 julio, 2006

Conclusión Estúpida.


Sé que en la publicación del 15 de abril comenté que no iba a volver a publicar más tiras de Mafalda en este espacio. Sin embargo, me topé con una muy, muy relacionada a mi comentario del día 15 de diciembre. Fecha en donde con respecto al personaje de la tira dije "Su nombre es "Libertad" y el tamaño no es ninguna casualidad". Talvez no estaba del todo equivocado, pero Quino adelantó una respuesta para este comentario que parece tan obvio. Por eso me veo obligado a publicar la siguiente tira, que, ahora sí, será la última de Mafalda en este espacio.

(Clic para ampliar)

¿Acabará la censura?

Del maestro Quino:


(clic para ampliar)

24 junio, 2006

Un momento de éxtasis intelectual


Un espacio dedicado a aquellas frases que decimos, voluntaria o involunariamente, y que valen la pena ser recordadas.

Agradeciendo de antemano a Karlitos Koala de donde salió la idea original.





"Yo no quiero aprender cochinadas".... Humberto

"Lo que sí estudié sí estudié, lo que no pues no"....Elizabeth

"Tanto realismo me hace sentirme enferma, a veces es saludable el idealismo" ....Sofía

"El premio nobel Carlos Fuentes" .... Vicente Fox (fue imposible excluirlo)

"Yo no concibo la poesía con la Coca-Cola"...... un señor durante el brindis en los versos veraniegos

"Se trata de debatir, no de batirse"... Alguno de los compañeros del Diplomado en Estudios Parlamentarios





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Nota: El espacio seguirá creciendo con su colaboración.

28 mayo, 2006


- Mamá
- Dime
-¿Te puedo contar un secreto?
- Claro hija
- ¿Pero no se lo vas a decir a nadie?
- No mi amor, para nada
- Es que anoche tuve un sueño
- ¿Y qué soñaste?
- Angelitos, pero no me gustaron, eran feos.
- Pero si eran feos no eran angelitos
- No mamá, sí eran angelitos yo los vi
- ¿Cómo eran?
- Feos
- No Judit, a ver, platícame ¿cómo supiste que eran angelitos?
- Porque eran así como personas que tenían alas blancas y brillaban poquito. También tenían un círculo arriba de su cabeza
- ¿Te dijeron algo?
- No, iban caminando como enojados, a lo mejor los regañó su mamá. Iban enojados y miraban feo, les hablé pero no quisieron contestarme, ni me voltearon a ver. Siguieron caminando y yo los seguía viendo, y vi sus alas. Yo quería que volaran pero tampoco volaron
- ¿Eran muchos?
- No, eran tres. Caminaron hasta que ya no los vi. Mamá ¿cuántas alas tienen los ángeles?
- No estoy segura, dos talvez
- Es que uno, el que tenía más cara de enojado, tenía seis.


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Este es un fragmento de un cuento que no tiene nombre y que está inconcluso, pero es mío. Es, digamos, la parte media del cuento. Me decidí a publicarlo después de pensarlo mucho... ojalá les guste.

15 abril, 2006

Opinión Pública, derecho de los que más tienen.



Hace pocos días el tema principal en los medios (más grandes) de comunicación no se discutia más que de la nueva ley Federal de la Radio y la Televisión en México, donde se apoyaba incondicionalmente ya que era un avance para nuestro país y un montón de virtudes lesgislativas. Hasta ahí la noticia no me llamaba la atención.

Luego, cuando la Cámara de Senadores estaba discutiendo la aprobación o no de esta minuta, se entrevistó a varios diputados (que ya habían aprobado la minuta) su opinión y varios de ellos confesaron que no habían leído la propuesta y que la aprobaron porque sus demás compañeros lo habían hecho (¡).

Hoy me entero que las estaciones de radio y canales de televisión públicos corren peligro porque prácticamente tendrán que pagarle a TV azteca o Televisa para poder seguir "al aire". Y, si hoy en día la radio pública tiene presupuestos bastante limitados, no creo que el gobierno esté dispuesto a aportar más por la misma causa.

¿A qué vienen todos estos comentarios? Considero que la radio pública ha hecho mucho con lo que tiene, y en particular me refiero a Radio Nuevo León (uno de los logros que hay que aplaudirle a este Estado) y es una injusticia limitar aún más sus recursos.

Ahora bien, ¿qué hacemos nosotros como población?...marchas porque Cuauhtémoc no està en la Selección .


Un último comentario, traté de buscar la minuta en la página del congreso y no la encontré, si alguien sabe donde puedo conseguirla hagánmelo saber porfavor.

Artículos de primera necesidad


- Fijó el Gobierno precios máximos a los artículos de primera necesidad
-¿Y a cuánto está la SENSATEZ?

* * *

Ha pasado buen tiempo desde la última vez que renové este espacio, en realidad desanima un poco el entrar y no ver nuevos comentarios, en fin, hay mejores cosas que checar blogs.
Esta el la última tira de mafalda que publicaré aqui, creo que es demasiada clara y no es necesario agregar comentarios (me refiero a los míos no a los del lector). De cualquier manera hago la exhortación a que busquen un poquito acerca de mafalda, se encuentran cosas interesantes.

26 febrero, 2006

El polémico Zapata

Con este altar ganamos el segundo lugar y algunas becas de cuota interna (insuficientes, por cierto) en el concurso de altares de día de muertos en la facultad (ciencias políticas). Aunque estaba pequeño, su elaboración nos llevó algo de tiempo, esfuerzo, corajes, en fin. Este altar fue hecho en memoria de Emiliano Zapata, ¿por qué?... porque (junto con Villa) ha sido de los pocos que han tenido la silla presidencial literlamente en sus manos y no se sentó en ella, (más bien a un ladito), negándose a la tentativa ventaja que el poder ofrece. Zapata luchaba por sus ideales y la presidencia no era uno de ellos.
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Lo "curioso" de la foto está en su parte superior derecha. Si se observa bien puede distinguirse al propio ¡Zapata! (en alma, espíritu, o el sinónimo que más te guste) que no quería de dejar de salir en la foto.
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¿Acaso quería un pedaso de pan de muerto?... lo comprendo, yo tampocó alcancé ¿o se sumaba a nuestra protesta por la escases de becas? ¿le disgustó el folklórico homenaje?
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Yo creo que escuchó la conocida advertencia: "el que se mueve no sale en la foto".

12 febrero, 2006

Beatriz (La polución)

Dijo el tío Rolando que esta ciudad se está poniendo imbancable de tanta polución que tiene. Yo no dije nada para no quedar como burra pero de toda la frase sólo entendí la palabra ciudad. Después fui al diccionario y busqué la palabra IMBANCABLE y no está. El domingo, cuando fui a visitar al abuelo le pregunté qué quería decir imbancable y él se rió y me explicó con muy buenos modos que quería decir insoportable. Ahí sí comprendí el significado porque Graciela, o sea mi mami, me dice algunas veces, o mas bien casi todos los días, por favor Beatriz por favor a veces te ponés verdaderamente insoportable. Precisamente ese mismo domingo a la tarde me lo dijo, aunque esta vez repitió tres veces por favor por favor por favor Beatriz a veces te ponés verdaderamente insoportable, y yo muy serena, habrás querido decir que estoy imbancable , y a ella le hizo gracia, aunque no demasiada pero me quitó la penitencia y eso fue muy importante. La otra palabra, polución, es bastante más difícil. Ésa sí está en el diccionario. Dice, POLUCIÓN: efusión de semen. Qué será efusión y qué será semen. Busqué EFUSIÓN y dice: derramamiento de un líquido. También me fijé en SEMEN y dice: semilla, simiente, líquido que sirve para la reproducción. O sea que lo que dijo el tío Rolando quiere decir esto: esta ciudad se está poniendo insoportable de tanto derramamiento de semen. Tampoco entendí, así que la primera vez que me encontré con Rosita mi amiga, le dije mi grave problema y todo lo que decía el diccionario. Y ella: tengo la impresión de que semen es una palabra sensual, pero no sé que quiere decir. Entonces me prometió que lo consultaría con su prima Sandra, porque es mayor y en su escuela dan clases de educación sensual. El jueves vino a verme muy misteriosa, yo la conozco bien cuando tiene un misterio se le arruga la nariz, y como en la casa estaba Graciela, esperó con muchísima paciencia que se fuera a la cocina a preparar las milanesas, para decirme, ya averigüé, semen es una cosa que tienen los hombres grandes, no los niños, y yo, entonces nosotras todavía no tenemos semen, y ella, no seas bruta ni ahora ni nunca, semen sólo tienen los hombres cuando son viejos como mi papi o tu papi el que está preso, las niñas no tenemos semen ni siquiera cuando seamos abuelas, y yo, qué raro eh, y ella, Sandra dice que todos los niños y las niñas venimos del semen porque este líquido tiene bichitos que se llaman espermatozoides y Sandra estaba contenta porque en la clase de ayer había aprendido que espermatozoide se escribe con zeta. Cuando se fue Rosita yo me quedé pensando y me pareció que el tío Rolando quizá había querido decir que la ciudad estaba insoportable de tantos espermatozoides (con zeta) que tenía. Así que fui otra vez a lo del abuelo, porque él siempre me entiende y me ayuda aunque no exageradamente, y cuando le conté lo que había dicho el tío Rolando y le pregunté si era cierto que la ciudad estaba poniéndose imbancable porque tenía mucho espermatozoides, al abuelo le vino una risa tan grande que casi se ahoga y tuve que traerle un vaso de agua y se puso bien colorado y a mí me dio mucho miedo de que le diera un patatús y conmigo solita en una situación tan espantosa. Por suerte de a poco y cuando pudo hablar me dijo, entre tos y tos, que lo que tío Rolando había dicho se refería a la contaminación almoférica. Yo me sentí más bruta todavía, pero enseguida él me explicó que la almófera era el aire, y como en esta ciudad hay muchas fábricas y automóviles todo ese humo ensucia el aire o sea la almófera y eso es la maldita polución y no el semen que dice el diccionario, y no tendríamos que respirarla pero como si no respiramos igualito nos morimos, no tenemos más remedio que respirar toda esa porquería. Yo le dije al abuelo que ahora sacaba la cuente que mi papá tenía entonces una ventajita allá donde está preso porque en ese lugar no hay muchas fábricas y tampoco hay muchos automóviles porque los familiares de los presos políticos son pobres y no tienen automóviles. Y el abuelo dijo que sí, que yo tenía mucha razón, y que siempre había que encontrarle el lado bueno a las cosas. Entonces yo le di un beso muy grande y la barba me pinchó más que otras veces y me fui corriendo a buscar a Rosita y como en su casa estaba la mami de ella que se llama Asunción, igualito que la capital del Paraguay, esperamos las dos con mucha paciencia hasta que por fin se fue a regar las plantas y entonces yo muy misteriosa, vas a decirle de mi parte a tu prima Sandra que ella es mucho más burra que vos y que yo, porque ahora sí lo averigüé todo y nosotras no venimos del semen sino de la almófera.
Fragmento: "Primavera con una esquina rota" Mario Orlando Benedetti

03 febrero, 2006

Lo peor del amor


Lo peor del amor cuando termina

son las habitaciones ventiladas,

el puré de reproches con sardinas,

las golondrinas muertas en la almohada.


Lo malo del después son los despojos

que embalsaman al humo de los sueños,

los teléfonos que hablan con los ojos,

el sístole sin diástole sin dueño.


Lo más ingrato es encalar la casa,

remendar las virtudes veniales,

condenar a la hoguera los archivos.


Lo peor del amor es cuando pasa,

cuando al punto final de los finales

no le quedan dos puntos suspensivos…

Joaquín sabina

02 febrero, 2006

- ¡Está bien! ¡No tomás la sopa: No comés postre!!

-¡No la tomo y no la tomo! ¡Y yo sería una repugnante si hubiera algún soborno capaz de hacerme desertar de mis principios, traicionar mis creencias y vender mis convicciones!!

-Panqueques

-¡¡Qué asco me doy a veces!!

...