Foto: Fátima Rodríguez

15 diciembre, 2014

¡Oh Monjes!



Pido y exijo la palabra:
Ya no es bastante
Mi solo voto de confianza.
No crean ustedes que mis versos
Están hechos por si acaso.
Mi constancia radica simplemente
En pensar que la aventura
De la especie no termina
como una mancha de grasa
en el suelo.
Sí queridos monjes: no termina
Pues el hombre
De que tanto hablamos
No está lejos:
Basta con silbar o hacer una seña
Y él se pondrá enseguida
A nuestro lado.
Ustedes oh monjes tienen
Tornillos celestes
Con que ajustar el mundo
Y con mirarse el ombligo les alcanza
Para lograr un éxtasis primario.
Pero es la vida un fruto
Que cuando madura
Es la muerte.
Por eso les digo oh monjes
Que no escriban Justicia con sangre
Que no establezcan más imperios
Ni aquí ni en la Luna
Que no festejen la Paz
Con cohetes nucleares.
Miren de una vez
El rostro y las manos
De nuestra especie cotidiana.
Deben apurarse:
La eternidad se acorta
El Sol se herrumbra
Y un silencio rojo
se traga todo el cielo.
Para esto oh monjes
Pedí y usé mi vera palabra.
Les advierto además
Que ya ha pasado
El tiempo del rubor
Y de las lágrimas.

Saúl Ibargoyen

Tomado de: Poesía política (1958-2010)



11 diciembre, 2014

Trozos de trazos

La cultura universal no podría identificarse con una cultura, pero tampoco puede excluir todo principio transcultural. En efecto, si todas las culturas tuvieran el mismo valor, no tendríamos razón alguna para rechazar la validez de una cultura que no se considerara universal y se impusiera por la fuerza a las demás. Un relativismo absoluto está obligado a aceptar la igual validez de cualquier cultura dominante y discriminadora. Para rechazarla tiene que argumentar que una comunidad cultural libre es preferible a una oprimida y que vale más el respeto a la pluralidad que la imposición de las propias actitudes y creencias. Si reivindica el valor de la autonomía cultural, asevera que la libertad es preferible a la dominación; si afirma su identidad, establece la superioridad la superioridad moral de ser auténtico; si rechaza que el sentido de su vida sea determinado por otros, proclama el derecho de todos a elegir sus propios fines. Esos valores no pueden ser ya relativos; si lo fueran, no habría justificación racional para rechazar una cultura que les fuera contraria. Sin proclamarlo, si su conducta está fincada en razones y no sólo en impulsos ciegos, el relativista tiene que admitir ciertos valores transculturales para justificar su propio relativismo.

Luis Villoro

Fragmento: Los retos de la sociedad por venir


03 diciembre, 2014

Trozos de trazos (de teatro)



Uno

Tijuana. Cuarenta grados. Separados en bolsas de plástico, los gemelos llevan en la cajuela del auto los cuerpos destazados de tres militares y un abogado.

CHUCHO: Qué calor de la chingada. Es por el calentamiento global, Dany. Lo vi en la televisión. A los osos polares se los está llvando la verga. El deshielo, Dany. Les afecta. Si tenían que nadar… ¿qué te gusta, cinco kilómetros? Pues ahora tienen que nadar diez.
DANY: ¿Para qué tienen que nadar diez kilómetros?
CHUCHO: Qué se yo, Dany, para llegar a sus casas, lo vi en la televisión. Está jodida la vida de los osos polares. Cuando cogen con las osas, por ejemplo, se les rompe su salchicha. Siempre.
DANY: ¿Y después tienen que nadar diez kilómetros?
CHUCHO: Por el deshielo. ¿Ahora entiendes a lo que me refiero? Después de todo no estamos tan jodidos si tomamos en cuenta a los osos polares, Dany. Ellos no tienen que llevar a cuatro cabrones destazados en la cajuela, no. ¿Pero, el deshielo?
DANY: ¿Hacia dónde doblo?
CHUCHO: A la derecha. Está cabrón, Dany. ¿Ahora entiendes por qué mi coraje con lo del McDonald’s? Podríamos dejar el carro abandonado en cualquier estacionamiento. Cualquiera, Dany. Pero no, al licenciado se le ocurrió que tenía que ser en el estacionamiento de un McDonald’s. Y me cagan los McDonald’s, tú lo sabes Dany. Son empresas globalizadas. ¿Quién me asegura que las hamburguesas del McDonald’s no están hechas con carne de oso polar? Esos cabrones son desalmados. No les importa nada.
DANY: Escuché que están hechas de lombrices, ¿tienes algún problema con que estén hechas de lombrices?
CHUCHO: A menos que sean del polo norte.
DANY: ¿Cuándo escuchaste de lombrices en el polo norte? ¿Eres estúpido? Saca la cartulina, ya llegamos.
CHUCHO: Dany.
DANY: ¿Qué?
CHUCHO: ¿Tenemos que dejar precisamente este carro? Es un Cadillac. Podríamos bajar los cuerpos y ponerlos en la cajuela de otro carro, uno más jodido.
DANY: ¿Para qué?
CHUCHO: Para vender el Cadillac. Podríamos hacer algo por los osos polares, Dany. Hay asociaciones para eso.
DANY: ¡Saca la pendeja cartulina!
CHUCHO: Se los está llevando la chingada, Dany. Se hunden en el mar con su salchichita rota. ¿No te conmueve?
DANY: No podemos vender este carro, todo el mundo lo conoce.
CHUCHO: Se lo vendemos al Boris, por partes.
DANY: Le debo mil pesos.
CHUCHO: Ni se ha de acordar.
DANY: Tenemos que dejar el Cadillac, Chucho.
CHUCHO: ¿Por qué tenemos que dejar el Cadillac, Chucho?
DANY: ¿Por qué?
CHUCHO: Es que no me cabe en la cabeza. Suficientemente lujoso con dejar al hijo del secretario de Seguridad Pública en la cajuela, pero, ¿de un Cadillac? ¿Qué va a seguir, bolsas del Palacio de Hierro para los cuerpos?
DANY: Haz un esfuerzo mental, Chucho! Dejamos el Cadillac para decirle a la gente que po-de-mos dejar un Cadillac.
CHUCHO: A la gente.
DANY: ¿No lo ves, pendejo? Es un mensaje de poderío.
CHUCHO: Un mensaje.
DANY: ¿Hay un puto eco en el carro? De poderío, Chucho, sí. ¿Por qué te desabotonas el primer botón de la camisa?
CHUCHO: Porque me aprieta.
DANY: Cuando no te aprieta, cuando te queda holgada.
CHUCHO:
DANY: ¡Para que se vea tu cadena de oro, Chucho! Para eso. Para que la gente cuando te vea diga, trae cadena, este cabrón es de cuidado. Se le llama lenguaje de signos.
CHUCHO: ¿Tú dices eso cuando ves a un cabrón con cadena?
DANY: ¿Qué? No.
 CHUCHO: ¿Entonces?
DANY: ¡Saca la puta cartulina! Escribe.
CHUCHO: ¿Yo?
DANY: ¡Ronald McDonald, déjame ir a meterle un lápiz en el culo! Tú, Chucho. Yo manejo, tú escribes el recado.
CHUCHO: Pero es que está culera mi letra.
DANY: Me carga la verga, por mi madre que me carga la verga, Chucho. Te dije ¿manejas?, y dijiste no, está caliente el volante, maneja tú.
CHUCHO: ¿Con ese tono de puto?
DANY: Con ese tono de puto.
CHUCHO: ¿Qué pongo?
DANY: Esto es lo que te va a pasar si no cooperas, cabrón, atentamente ya sabes quién.

Pausa.

CHUCHO: ¿Atentamente ya sabes quién?
DANY: ¿Qué?
CHUCHO: Está como de niña de secundaria.
DANY: Tú nunca fuiste a la secundaria, ¿cómo sabes cómo escriben las niñas de secundaria?
CHUCHO: Suena a niña de secundaria.
DANY: ¿Qué quieres, el nombre del patrón, con una copia de su credencial?
CHUCHO: Te entiendo, pero ¿ya sabes quién? Debe haber otra forma de decirlo, una manera menos…
DANY: ¿Menos qué?
CHUCHO: Yo qué sé, Dany, sólo digo que si quieres darle un mensaje a la gente, como dices, no puedes escribir ya sabes quién. Van a reírse de nosotros.
DANY: ¿Después de encontrar a cuatro batos destazados en la cajuela?
CHUCHO: Después de leer en la cartulina ya sabes quién.
DANY: Es lo que dijo el jefe, atentamente ya sabes quién.
CHUCHO: Ya sabes quién…

Alejandro Ricaño
Fragmento: Timboctou