Foto: Fátima Rodríguez

23 noviembre, 2010

Soneto II (creo)





En perseguirme, Mundo, ¿qué interesas?
¿En qué te ofendo, cuando sólo intento
poner bellezas en mi entendimiento
y no mi entendimiento en las bellezas?

Yo no estimo tesoros ni riquezas;
y así, siempre me causa más contento
poner riquezas en mi pensamiento
que no mi pensamiento en las riquezas.

Y no estimo hermosura que, vencida,
es despojo civil de las edades,
ni riqueza me agrada fementida,

teniendo por mejor, en mis verdades,
consumir vanidades de la vida
que consumir la vida en vanidades.

Sor Juana Inés de la Cruz

Rocola Bloggera - Dance me to the end of love (Leonard Cohen)



¡Qué letra!

13 noviembre, 2010

Trozos de trazos

No nos estaba permitido envejecer, deformarnos apenas, pero nadie impedía que los años pasaran, señalados con festejos, con el escándalo alegre y repugnante de la inmensa mayoría ruidosa de los que ignoraban –a veces podía creerse en un olvido– que los burócratas de Brausen los habían hecho nacer con una condena a muerte unida a cada partida de nacimiento.

Juan Carlos Onetti

Fragmento: La muerte y la niña.

Preciudadanía




Por Ximena Peredo
El Norte / 13 de noviembre de 2010

Siendo sinceros tendríamos que aceptar que si la exigencia de algunos se cumpliera y renunciaran todos esos funcionarios públicos corruptos y portadores de ocurrencias temerarias, cuyo único mérito fue cargarle el portafolio a la persona indicada, las cosas no darían el giro inmediato que esperamos. No niego que los gobiernos tienen la perversidad de saquear al País completo y, sin embargo, a veces es difícil distinguir la indecencia individual de un ciudadano de la de un político.

La fiebre de la ciudadanización me recuerda aquella estrategia de hace 10 años de incluir en todos los discursos políticos el concepto de "equidad de género". La mayoría de los oradores no podían explicar qué significaban esas palabras, pero siempre mencionaban la importancia de "los derechos de las mujeres" como si al hacerlo ganaran el pase a la sociedad de los políticos modernos. La demagogia quedó evidenciada cuando el discurso reivindicatorio terminó institucionalizado, sin las mejoras sustanciales prometidas.

Algo semejante sucede con esta ola "ciudadanizadora", que de pronto es presentada como el remedio a todos nuestros males, la panacea. Por ello no hay dependencia gubernamental sin consejo ciudadano, aunque éste sólo sea invitado a comer galletas y a escuchar. Así se legitiman muchas autoridades que sofistican su discurso haciéndolo pasar como sensible y democrático, sin que esto sea confirmado en el diseño de sus políticas públicas que perpetúan la desigualdad social y el permanente estado de excepción.

Coincido en la esperanza que despierta la cada vez más extendida toma de conciencia del ciudadano común en la responsabilidad que comparte con otros miembros de su comunidad, sin embargo, para no convertirnos en replicadores de lo mismo que criticamos, la ciudadanía debe prepararse. En esta tarea es menester observar y desmantelar el abuso en nuestras prácticas diarias de convivencia. Es decir, no basta tomar el poder, hay que transformarlo.

Hace una semana la organización Corpovisionarios, con auspicio del Banco Interamericano de Desarrollo, presentó los resultados de la encuesta de cultura ciudadana aplicada en Monterrey y otras ciudades latinoamericanas. Los resultados no fueron muy halagüeños en lo general, aunque en lo particular nos distinguimos por confiar y respetar la Ley. Sin embargo, fuimos evaluados como una de las ciudades con más atraso en cultura ciudadana, repuntando en el uso de la violencia como medio para resolver conflictos.

Así que al clima de inseguridad impuesto por el crimen organizado y los gobiernos ineptos o cómplices, habría que agregar la amenaza latente de un regiomontano frustrado. Nuestros mayores problemas son gestados en pequeñas, pero significativas conductas antisociales. Por eso me asustan los golpes de pecho de quienes dicen ya no reconocer a la Ciudad que abandonaron a su suerte. Desconfío de quienes esperan cínicamente los beneficios que otros ciudadanos luchan por conquistar.

La formación de una ciudadanía crítica, activa y convencida de los beneficios de la deliberación puede salvar los destinos de nuestras ciudades y de nuestras prácticas de convivencia. De eso estoy convencida; pero nadie nace ciudadano. Don ciudadano o doña ciudadana no son personajes sabios ni decentes por naturaleza. Por eso insisto en que no inflemos su condición de aprendiz, ni dejemos que la demagogia institucional acabe con la esperanza.

Al terminar la presentación de los resultados de la encuesta en el marco del Encuentro Ciudadano pro Cultura de Legalidad, realizado en las instalaciones de la EGAP, Antanas Mockus, ex Alcalde de Bogotá, ofreció a Monterrey un consejo que me pareció sensato: no dejar de aprender. La soberbia y la desesperación son obstáculos para la construcción de esa cultura ciudadana que podría movilizar a la administración pública para la que nada urge porque goza de privilegios inmorales.

Adendo: Ciudadanos y ciudadanas nos convocan mañana a partir de las 9 de la mañana a un picnic en la Plaza La Purísima. Al compartir el espacio público, dialogar y divertirnos construimos ciudadanía.

01 noviembre, 2010

Tránsito


Oh amigos, esta noche he recordado
la futura mañana en que vosotros
me llevaréis dormido
como a un obscuro leño en vuestros hombros.

Aún bajará del cielo
la luz que vive, en gozo por el campo.
Y sonará en los aires
el sueño de los pájaros.
Y tenderá la tierra entre las sombras
sus maternales brazos.

Yo pesaré de gratitud, oh amigos.
Y a cada paso el pecho caminante
recordará las horas
en que tomaba el corazón su parte.

Alejandro Áviles






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Tomado de: http://sehadetenidounpajaroenelaire.blogspot.com