Foto: Fátima Rodríguez

29 noviembre, 2008

Al respecto del calentamiento global

'Aquí es texcoco'

Juan Villoro / El Norte / Viernes 28 de noviembre

El método mexicano más conocido para detener el cambio climático consiste en enterrar un cuchillo al pie de un árbol.
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Fui testigo de este recurso ambiental en la boda de Sarita, hija de mi amigo Rubén. Nos reunimos en uno de esos jardines excesivos para el Distrito Federal que subsisten como espacios de alquiler para festejos o telenovelas.
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De acuerdo con Rubén, la perfección ocurre a la intemperie. Tal vez esto venga de los meses en que vivió desnudo en las playas desiertas de Zipolite o se remonte al inconsciente colectivo y las guerras floridas de los aztecas. El caso es que es capaz de decirte: "¿Ir a tu casa para estar encerrados?". Hay que pedirle perdón por invitarlo entre cuatro paredes.
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Desde hace años habla de hacer un viaje a Alaska, donde piensa cederle el paso a los osos. En vez de cumplir ese anhelo, propone que vayamos a nadar a Las Estacas, reserva natural donde su amistad ya produjo alguna pulmonía.
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Rubén vive según la hipótesis de que México es un país primaveral. Cuando Sarita le dijo que se casaría en octubre, la fecha le pareció genial porque le recordó unos versos de amor de Homero Aridjis: "Es tu nombre y es también octubre/es el diván y sus ungüentos", etcétera.
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La mente de mi amigo se pobló de jacarandas, que florecen en abril, y desdeñó lo que el calentamiento global produce en un país que no sigue el compás de los otros: un invierno exprés. La boda tendría lugar entre el frente frío número 8 y el número 9. Chacho, que lleva estadísticas de todo, le dijo que además podía llover.
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Como desde hace 30 años renunciamos a que Rubén cambie de opinión, hicimos coperacha para rentar una lona que incluía seis agradables calentadores. Cuando supo lo que tramábamos se ofendió mucho. Sospechó que queríamos ahorrarnos el regalo de bodas (en esto había algo de cierto: los novios tenían una inmoderada "lista de regalos" en un almacén de prestigio y ya sólo quedaba un motor Yamaha 300 para una lancha o la lancha misma).
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A pesar del apoyo que recibimos de su mujer, Rubén rechazó la lona. Y no sólo eso: responsabilizó a Chacho de que no lloviera.
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-Tráete tu cuchillo -le dijo.
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Esa arma tiene historia. Su hoja bravía ostenta un mensaje: "Aquí es Texcoco". Chacho la ha enterrado en muchos lugares que no son Texcoco. Con ese recurso salvó un jaripeo en Tequisquiapan y logró que unos juegos florales llegaran a su fin sin recibir una gota, a pesar de las nubes que prometían lo contrario.
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Chacho se presentó en el jardín una hora antes de la ceremonia. Inspeccionó el sitio con el aire de experto que sólo puede tener alguien que no sabe nada de plantas, pero mira las hormigas con mucho interés. Finalmente, localizó un arbusto que a falta de mayores informes le pareció un rododendro y decidió que ahí fuera Texcoco.
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Tres horas después estábamos empapados. Toda tecnología se vuelve obsoleta y hasta al cuchillo de Chacho se le acaba la suerte.
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Como es lógico, Rubén no pensó que hubiera sido mejor rentar una lona: -¡Hubieras traído otro cuchillo! -le reclamó a Chacho.
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Ésta fue la escena preliminar de algo que me atormenta. Pocas semanas después, los Martínez Carrión nos invitaron a algo que llaman "un asado" y semeja una deportación a Siberia.
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-Hay que ir de abrigo -le dije a mi esposa.
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Pepe Martínez Carrión ha descubierto que es sensacional comer arrachera a las 12 de la noche. Según él, la literatura fantástica argentina tiene su origen mítico en los bifes que se comen a deshoras y provocan sueños rarísimos. Quienes no deseamos soñar con el laberinto, el tema del doble ni la brújula que sólo indica al sur, vemos con desconfianza la dieta que nos propone. Y eso no es todo. Pepe desconoce el frío. Encapsulado en los humos de su parrilla, se sorprende de que los demás tiriten a la distancia y lo atribuye a que no hacemos dos horas de gimnasio ni nos bañamos con agua fría.
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-Te ves ojeroso -me dijo al saludarme.
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-No he podido dormir desde el último asado que me serviste -le dije.
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Esto no lo desanimó en lo más mínimo. Al contrario; ratificó su extraña concepción de la vida, donde no hay molestia que no sea buena: -¿Sabías que la gente longeva sólo duerme cuatro horas diarias?
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Le di la razón, pues en ese momento me sentía muy longevo. En el inclemente jardín todos teníamos 90 años. Todos menos Pepe, que atizaba el fuego con enjundia de voceador de periódicos.
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Fue un milagro que la conversación prosperara entre el castañeteo de dientes. En un momento en que el anfitrión no podía escucharnos, uno de los invitados me dijo en tono de pesadumbre: -Mi cuchillo no sirvió.
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No se refería al instrumento con que había rebanado la arrachera, sino al que había encajado al pie de un árbol. Una amiga que tenía una prima a la que le habían hecho una limpia exitosísima en Catemaco le dijo que la temperatura ambiental aumenta con ese truco.
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Le confesé que yo había hecho lo mismo. Después de la boda de Sarita, Chacho me regaló su cuchillo con el gusto que le da deshacerse de cosas inservibles a las que les tiene mucho cariño. A los pocos días llamó para decirme:
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-Recicla el cuchillo. Ya no sirve para que deje de llover, sino para que suban las temperaturas. ¡Por eso llovió en la boda! El frente frío se interrumpió y se armó un chubasco.
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La superstición es la forma más práctica de enfrentar los enigmas de la naturaleza. Esto significa que en el jardín de Pepe encajé el cuchillo de Chacho.
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Se lo conté al otro invitado. Él guardó un silencio grave, como si pensara en algo complejo o sufriera hipotermia. Finalmente dijo en tono sensato: -¡Claro! Los cuchillos no sirvieron porque uno anuló al otro. La próxima vez nos ponemos de acuerdo.
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México es tierra de paradojas: el calentamiento global hace que nos enfriemos. Mientras los glaciares se derriten buscamos remedios locales, como el cuchillo climático cuya hoja anuncia: "Aquí es Texcoco"

26 noviembre, 2008

Aprueba el Senado que enfermos terminales suspendan tratamientos

LA JORNADA
■ Evita la palabra “eutanasia”; los pacientes podrán recibir cuidados paliativos en sus domicilios

Aprueba el Senado que enfermos terminales suspendan tratamientos

■ No se trata de desconectar a quienes aún tienen posibilidades de vida, aclara el perredista Lázaro Monzón
■ Los afectados deberán autorizar por escrito y podrán retractarse en cualquier momento
Andrea Becerril ./26 nov

Con el aval de todas las fuerzas políticas, el Senado aprobó ayer reformas a la Ley General de Salud que conceden la llamada eutanasia pasiva, es decir, el derecho de los enfermos terminales a suspender el tratamiento curativo y recibir “cuidados paliativos” en su domicilio, hasta que llegue la muerte.
Con ello se evitará prolongar la agonía de un paciente con mal incurable e irreversible que es sometido a equipos artificiales y encarnizamientos terapéuticos, expresó en tribuna el presidente de la Comisión de Salud, el panista Ernesto Saro Boardman. Aclaró que en forma alguna se trata de un “suicido asistido”.
Concluyó así un proceso legislativo que se prolongó por casi dos años, luego de la fuerte polémica que provocó la idea de que se proponía legalizar la eutanasia o muerte asistida. La iniciativa fue aprobada en abril pasado en el Senado, pero en la Cámara de Diputados le hicieron un cambio, a fin de eliminar la objeción de conciencia por parte de médicos y personal sanitario, que quedan obligados a eliminar el tratamiento en caso de que el paciente en fase terminal, con una expectativa de sólo seis meses de vida, lo solicite.
En tribuna, el senador del PRD Lázaro Mazón, autor de una de las iniciativas dictaminadas, comentó que en forma alguna se pide a personal médico que falte a la ética, porque no se trata de desconectar o quitar el tratamiento a alguien que aún tiene posibilidades de sobrevivir.
La intención es evitar “el encarnizamiento terapéutico; retirar todo tipo de aparatos, de tubos por todos lados, que sólo prolongan el sufrimiento de quien ya no tiene remedio”.
Por ello, “es también una iniciativa de amor a nuestros seres queridos, ya que lo menos que queremos es morir con dolor y lejos de nuestra casa”, añadió el perredista.
El panista Saro agregó que las instituciones médicas “quedan obligadas a atender la parte emotiva, tanto de los pacientes como de sus familiares”.
En la reforma se precisa que la aplicación de la eutanasia, entendida como “homicidio por piedad”, está prohibida. Lo aprobado, detalló luego el senador Mazón, se parece un poco a la eutanasia pasiva, pero se quitó ese término del dictamen porque espanta a mucha gente.
La senadora panista María Teresa Ortuño subió ayer a tribuna para aclarar una y otra vez que lo aprobado no es la eutanasia. Los cuidados paliativos –dijo– no adelantan ni retrasan la muerte; se trata del derecho de una persona desahuciada a ir a morir a su casa, lo que hoy sólo pueden hacer quienes cuentan con recursos económicos, ya que deben pagar medicamentos.
En la minuta aprobada ayer con 84 votos en favor y una abstención –del senador del PRD Ricardo Monreal– se define como enfermo terminal a “la persona que tiene una enfermedad incurable e irreversible y que tiene un pronóstico de vida inferior a seis meses”.
Los enfermos terminales tendrán el derecho a dejar voluntariamente la institución de salud en que estén hospitalizados y recibir un trato digno y profesional, procurando preservar su calidad de vida. Podrán hacerlo por escrito ante dos testigos, aunque en casos de incapacidad del afectado para dar su consentimiento y en ausencia de familiares o tutor, la decisión será tomada por el médico especialista y/o por el Comité de Bioética de la institución de que se trate.
Al dejar el hospital podrá solicitar al personal que lo atendió que le sean suministrados fármacos y cuidados paliativos. Igualmente, el documento puede ser revocado por el paciente en cualquier momento.
Saro Boardman recalcó que la reforma a la Ley de Salud tiene que ver también con un sentido económico, ya que en las prácticas privadas de la medicina “en ocasiones los médicos se empecinan” en llevar tratamientos caros, que de nada van a servir al enfermo terminal, sino sólo le provocan mayor sufrimiento y a la familia gastos innecesarios, que lesionan su patrimonio.
Agregó que en el caso de las instituciones públicas, sucede con mucha frecuencia que enfermos terminales están conectados, por ejemplo, a respiradores artificiales y otros aparatos de los que hay pocos y no pueden utilizarse para salvar vidas.
Ha ocurrido –dijo– que en un sábado, un jóven que sufrió un accidente automovilístico llega a un hospital público con un pulmón colapsado y muere en un pasillo, porque los respiradores están ocupados todos, algunos por un enfermo desahuciado, que podría pasar sus últimos días en su hogar.
La minuta fue turnada al Ejecutivo para su publicación en el Diario Oficial de la Federación.
Se protege la dignidad humana, afirma Córdova Villalobos
El titular de la Secretaría de Salud, José Ángel Córdova Villalobos, aseguró que la reforma aprobada en el Senado es acertada, porque busca proteger la dignidad humana y garantizar que las personas con enfermedades terminales tengan el tratamiento que les ayude a mitigar el dolor.
En breve entrevista antes de encabezar la ceremonia de clausura del año académico de la Academia Mexicana de Cirugía, el funcionario señaló que la reforma legal nada tiene que ver con la eutanasia.

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comentario: habrá que esperar la decisión de la cámara de diputados