Foto: Fátima Rodríguez

22 marzo, 2007

Cátedra Gabriela Mistral y el fenómeno de la Uni Videns

Nota Preeliminar: Entre sus consejos hacia los que nos iniciamos en la escritura, Isabel Allende receomendó 2 cosas: escribir una novela mala -para mantener cierta fidelidad del escritor con sus ideas iniciales- y no mostrar por un buen tiempo los escritos a terceras personas. En esta ocasión me quedo con el primero y les presento una crónica muy a miei generis del evento inaugural de la Cátedra Gabriela Mistral, a la cual asistieron la Presidenta de Chile Michelle Bachelet, Isabel Allende y Antonio Skármeta .

------------------------------------

Por esta ocasión, me tomaré el atrevimiento de descomponer la teoría de Giovanni Sartori sobre el Homo Videns y transportarla, arbitrariamente y por la contextualidad del presente escrito, en la de la Uni Videns:


Ningún poste de ciudad universitaria estuvo exento de que le fuera colgado algún cartel en el que se le daba la bienvenida a la Excma. Michelle Bachelet, en los pasillos y en los elevadores de la Torre de Rectoría no se hablaba más que de la visita de la presidenta chilena a nuestra querida Universidad. Las vallas alrededor de la facultad de Filosofía y Letras auguraban una considerable concurrencia y la mirada de otros varios curiosos desinformados. Nada fuera de lo normal para una ocasión como esta, salvo por 2 excepciones:

1. La visita de Michelle Bachelet fue para la inauguración de la Cátedra Binacional Gabriela Mistral, de la cual poco se hablaba.
2. Junto con la presidenta venían también los escritores Isabel Allende y Antonio Skármeta, de quienes tampoco se habló y ni siquiera aparecieron (al menos a cuadro) en el acto de la develación de la estela a Gabriela Mistral.


Para las tres y media de la tarde, con policías, soldados y perros guardianes afuera, el auditorio de la Biblioteca empezaba a verse lleno: todos con el gafete de entrada, todos de traje y corbata, todos directores y autoridades universitarias. Como a dos filas delante de mí –que no soy ni director ni autoridad universitaria– unos cuantos jóvenes ocuparon sus asientos. “Tienen toda la pinta de ser de mesa directiva” pensé, pero, en fin, por lo menos son estudiantes.

Con impuntualidad diplomática empezó el acto de la develación de la estela en la facultad de filosofía. Nosotros, en el auditorio, veíamos por la pantalla de enfrente todo el evento, que al terminar, provocó un murmullo general: faltaba más, si en unos instantes la presidenta y los dos escritores chilenos estarían con nosotros.

Fue en realidad poco tiempo el del traslado, y cuando menos lo esperamos estaba ahí, aquella persona de quien tanto se hablaba en los noticieros de la televisión (Sartori no se equivoca) por ser la primera presidenta electa en Latinoamérica y con gran ventaja sobre sus contendientes electorales. Es una verdad que la dra. Michelle (médica de profesión), por su sonrisa y sus gestos tan sencillos, es dueña de un carisma grandísimo – la legitimidad carismática escribió y explicó alguna vez Max Weber– que inmediatamente compartió con el auditorio. “Populista” gritarían hacia sus adentros los más férreos derechistas. No importaba.

En cumplimiento con el protocolo, el rector de nuestra universidad fue el primero en dar un mensaje de bienvenida a los presentes y unas breves, además de emotivas, palabras. Enseguida, la dra. Bachellet con su simpatía presidencial y su oratoria tan agradable. Luego, como si se tratara de una escena de película del Santo, vía satélite, el vicerrector de la Universidad de Concepción también dirigió algunas palabras que en un principio no se escucharon, la distancia era más que obvia. “Se esta batallando un poco, son problemas técnicos de nuestros hermanos chilenos” dijo el maestro de ceremonia sin darse cuenta de sus anti -diplomáticas palabras. Quien soltó primeramente una discreta carcajada fue Michelle Bachellete, lo que hizo desaparecer el breve instante de tensión bilateral y evitó el desmayo de nuestra Secretaria de Relaciones Exteriores, también presente.

Posteriores a los discursos, que en esta ocasión, creánme, no tuvieron nada de vacíos, vinieron, ahora sí, las intervenciones de Isabel Allende y Antonio Skármeta. Ella, con un desenvolvimiento ameno y bromista –“los hombres han manejado por varios milenios el mundo y miren nomás donde estamos”, dijo en algun punto de su participación–, él, con una presentación llena de anécdotas, ambos, asegurando que Lucila Godoy (Gabriela Mistral) es todo y más de lo que se dice de ella.

Pero como el tiempo no da tregua alguna, ni siquiera al primer gobierno femenil de Latinoamérica, la Excma. Michelle Bachelete tuvo que dejar el recinto. Por el pasillo principal, con paso lento, trataba de saludar a cuantas personas podía –sus manos no se dieron abasto como para poder estrechar las mías–, sin dejar ni un segundo de sonreír y agradecer. Así, tras su salida vino un cruel receso.


De los que quedamos, pocos tenían gafetes, pocos de traje y corbata y menos aún, quedaban autoridades en el auditorio. No más detectores de metales, no más policías, no más militares. Para los que se fueron, lo trascendente no era la inauguración de la cátedra: de ahí mi supuesto de la uni videns. Muchos vinieron por una imagen, la tuvieron enfrente y se fueron tras de ella.

Mucho mejor, siendo menos los presentes, la sesión de preguntas y respuestas tomó cierto aire de intimidad. Entonces sí, pude sentarme en frente de Isabel Allende.

Al término del evento, la egolatría de cada uno de los que ahí permanecimos pudo más que la compostura colectiva, y casi ninguno se resistió a llevarse un recuerdo “más material” o más tangible, por decirlo de alguna manera. Isabel y Antonio, de pronto, no sabían hacia que lente sonreír, ni en que libreta o trozo de papel alcanzar rayar cualquier cosa. Y como nunca puede faltar en estos últimos momentos, no se sabe de dónde, el (o la) manager salta a la escena, asegurando que el vuelo ya va a partir.

Y ahí va Isabel Allende con paso apresurado, y ahí voy yo aun lado suyo, hombro a hombro (“codo a codo” diría Benedetti), tratando de esbozar algún comentario, no muy simple, no muy sobreestructurado (pues en estos casos los nervios nos –me– hacen decir cosas absurdas), que nunca llegó, o mejor dicho, llegó inmediatamente después de que Isabel se había subido a la camioneta.




18 marzo, 2007

FELICIDADES MAFALDA



Así como la ven, la pequeña Mafalda cumplió el pasado 15 de marzo su aniversario número 45. Y a pesar de todo ese tiempo transcurrido, sus comentarios siguen estando muuuuuuuy vigentes (que tristeza por nosotros).

Felicidades, pues, a Mafalda y a Quino, de quienes espero que el olvido colectivo no haga estragos.

(clic para ver imagen en tamaño completo)


14 marzo, 2007

03 marzo, 2007

Feliz No Cumpleaños

No, no es una entrada dedicada a la agrupación.


Es simplemente una conmemoración al primer aniversario de este mi blog del cual ni yo me acordaba.


La verdad no tiene ninguna trasendencia pero se les agradece a los señores de blogger por no cancelar una página tan poco productiva.


Y gracias a las no más de 10 personas que a lo largo del año han dejado sus commentarios, ahora denominadas "boleras" porque creo que nadie en su sano juicio vería este blog (¡ésa es la actitud!).


De cualquier manera, seguiré actualizando esto de vez en vez.