Foto: Fátima Rodríguez

23 febrero, 2012

Trozos de trazos


Tantas cosas suceden sin que nadie se entere ni las recuerde. De casi nada hay registro, los pensamientos y movimientos fugaces, los planes y los deseos, la duda secreta, las ensoñaciones, la crueldad y el insulto, las palabras dichas y oídas y luego negadas o malentendidas o tergiversadas, las promesas hechas y no tenidas en cuenta, ni siquiera por aquellos a quienes se hicieron, todo se olvida o prescribe, cuanto se hace a solas y no se anota y también casi todo lo que no es solitario sino en compañía, cuán poco va quedando de cada individuo, de qué poco hay constancia y de ese poco que queda tanto se calla, y de lo que no se calla se recuerda después tan sólo una mínima parte, y durante poco tiempo, la memoria individual no se transmite ni interesa al que la recibe, que forja y tiene la suya propia. Todo el tiempo es inútil, no sólo el del niño, o todo es como el suyo, cuanto acontece, cuanto entusiasma o duele en el tiempo se acusa sólo un instante, luego se pierde y es todo resbaladizo como la nieve compacta y como lo es para Celia y el hombre que ocupa mi puesto su sueño de ahora, de este mismo instante […]

‘Cuan poco queda de mí en esta casa, de qué poco hay constancia.’


Javier Marías
Fragmento: Mañana en la batalla piensa en mí.





……………

Comentario: Dos meses y sigo con el mismo libro.

20 febrero, 2012

1:30


Esta es la hora en la que todos salen
y nadie entra.
El vaso está vacío,
los eslabones están sueltos.
Este es el momento en que la vida llora
porque ningún hombre la abraza.
Yo quiero quedarme,
yo quiero entrar en el pentagrama carnal,
quiero permanecer en lo que no permanece.

Dispara;
moriré de todos modos,
viviré de cualquier forma.
Entra,
haz saliva que hable.
Ahora no estás solo,
sólo debes salvarte.


Valeria Salas