La ciudad que escala
tu mirada
No es la misma que
miraron tus abuelos
Los que te enseñaron
a ver en el río
la tarde vertical
que invierte el agua
y el tren en la
estación segura
y la seguridad de
bajar en algún lado
Más allá de los
primeros pasos
y el viento que
empuja las palabras
hay un puñado de
pasto al que aferrarse
Con los ojos
apretando ese recuerdo
que no es tuyo
Esa calle que
sostiene la retina
Y que se alarga como
un tren interminable
es la misma
que se suelta de repente
contra la voluntad,
a desmemoria
resbala por la cara
y va trazando
Surcos para el barco
que recorre
esta ciudad a la que no se vuelve
No había estación donde bajar
Todos mentían.
Paula Simonetti
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