Letras fallidas
Eppur
si muove
(#Stopsopa)
Di en Wikipedia con que en el año de 1633 Galileo Galilei fue
llevado a un tribunal por afirmar, entre otras cosas, que la Tierra giraba
alrededor del Sol y negar, lo que entonces se creía, que nuestro planeta era el
centro del universo. Al final, se vio obligado a retractarse y a aceptar que
sus ideas rozaban la herejía. Abjuró ante el tribunal, pero seguro de sus
convicciones se dice que rumoró para sí “eppur si muove” (y sin embargo, se
mueve).
El juicio de Galileo ha quedado en los libros y en la historia
como el caso más representativo del proceso tan humano de los cambios de
paradigmas. Éstos permanecen por cierto tiempo entre la gente, mientras son
útiles. Después, llegan otros que los sustituyen y que en algún momento serán
llevados al patíbulo como ellos llevaron a sus predecesores.
Las transiciones de un paradigma a otro nunca se han logrado sin
la resistencia de quienes se ven beneficiados por la utilidad del paradigma en
funciones. Galileo cedió un poco ante las autoridades de concepciones
geocéntricas, con el fin de preservar una sola condición necesaria para
continuar difundiendo los resultados de su trabajo: la de estar vivo. Galilei
aceptó ante la cortel que sus afirmaciones sobre el espacio exterior eran
incorrectas y hoy casi nadie puede aceptar ni concebir la idea de que sea el
Sol el que gira en torno a la Tierra.
En 2011, cuando muchos empezábamos a salir del asombro
prolongado de cómo el facebook y twitter se habían convertido en una extensión
–sin espacio físico y de 24 horas– de nuestra vida, la inocente avecilla azul,
acaso en su versión de angry bird,
nos volvió a llevar a la sorpresa demostrándonos que podría servir de
herramienta para echar abajo dictaduras decenarias, para comprobar que la
indignación individual y aislada podía transformarse en colectiva y pública,
por diferentes partes del mundo.
Algo de la situación actual no agrada ni funciona para muchos.
Con las profecías mayas vueltas un lugar común, he escuchado a más de uno decir
que nos encontramos en el proceso de salto de un paradigma a otro (social,
político, económico, etcétera). Podría ser. Por lo pronto, en esta semana nos
hemos enterado de la propuesta de ley SOPA (Stop Online Piracy Act) –que también habrá quien la considere un
acto de un grupo que se resiste al intercambio cotidiano, masivo, global y
gratuito de información y datos. Los promotores de esta ley agregan a su
reclamo por el respeto de los derechos de autor, la pérdida de millones de
dólares.
Las percepciones cambian. De acuerdo con el estudio The truth about youth (la verdad sobre
la juventud), esta generación más que cualquier otra siente un fuerte rechazo
por las fronteras: si algo es “correcto” aquí, ¿por qué habría de ser
“incorrecto” allá?; y está más influenciada por las “leyes” del internet que
por las de su país. La descarga gratuita de archivos definitivamente no se
percibe como un acto incorrecto. La tendencia se resume con la publicación de
un grupo de facebook: I wouldn’t steal a
car but I would sure as hell download one if I could (yo no robaría un auto
pero seguro descargaría uno, si pudiera).
En el mundo “real”, ése en el que viven los promotores del
proyecto de ley SOPA, también las percepciones cambian. Una búsqueda rápida a
través de Google nos hace encontrarnos con notas periodísticas de todo el
mundo, en las que se informa que los bancos centrales de varios países (entre
ellos México) han reforzado sus reservas adquiriendo lingotes de oro: la
percepción de la fortaleza del dólar a nivel internacional ya no es la misma
que hace poco más de un lustro.
Si el proyecto SOPA se convierte en Ley, probablemente se tendrá
que abjurar de la idea de que la Tierra gira alrededor del Sol. Wikipedia
advierte en su sitio que su proyecto de más de diez años se vería afectado por
los alcances de esta ley. No se requiere de mucha preparación para darse cuenta
que los artículos publicados en la enciclopedia libre (the free encyclopedia)
en ocasiones la convierten en la enciclopedia
libre de contenido (the content-free
enciclopedia), sin embargo, supongo que casi ninguno estaría de acuerdo en
el regreso de la época de la Microsoft
Encarta. Añado a este párrafo, de manera tramposa, lo que en 2007
escribiera Carlos Montemayor: “… podemos derivar, por tanto, que si el primer
riesgo es la privatización del conocimiento, el segundo es la privatización de
los beneficios”. Google, twitter, wikipedia, linkedin, entre otros, parecen
coincidir con el escritor mexicano.
Pocos años atrás, youtube se vio obligado a restringir el audio
de ciertos videos, cuando algunas empresas consideraron vulnerados sus derechos
de autor. Esas mismas compañías no pudieron resistir a la seductora invitación
del broadcast yourself y hoy cuentan
con un canal “oficial” en el sitio que censuraron.
Hay, también, quienes reconocen que se ha abusado de los
beneficios que la era informática brinda. El hábito de comprobar la
confiabilidad de la información que recibimos o a la que tenemos acceso, se ha
quedado tan rezagado como el Messenger.
Alguna vez escuché que hace años José Emilio Pacheco criticaba
el fenómeno de lo que él llamaría la generación
Xerox, compuesta por estudiantes que accedían al conocimiento por medio de
copias fotostáticas de textos y no, acercándose a los propios libros. La
generación actual, si bien todavía no tiene un nombre que lo relacione con una
marca productora de gadgets, tampoco
libraría las críticas dirigidas a la Xerox.
Aún no he podido encontrar material con el que pueda documentar
que efectivamente Pacheco haya realizado esas críticas. Nadie, tampoco, cuenta
con pruebas para confirmar que Galileo Galilei haya susurrado “eppur si muove”.
Ma si muove.
Gibrán
Domínguez
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