Retrato de mujer
Siempre estará la
noche, mujer, para mirarte cara a cara,
No te me mueras. Voy a pintarte tu rostro en un relámpago
sola en tu espejo,
libre de marido, desnuda
en la exacta y
terrible realidad del gran vértigo
que te destruye.
Siempre vas a tener tu noche y tu cuchillo,
y el frívolo teléfono
para escuchar mi adiós de un solo tajo.
Te juré no
escribirte. Por eso estoy llamándote en el aire
para decirte nada,
como dice el vacío: nada, nada,
sino lo mismo y
siempre lo mismo de lo mismo
que nunca me oyes,
eso que no me entiendes nunca,
aunque las venas te
arden de eso que estoy diciendo.
Ponte el vestido rojo
que le viene a tu boca y a tu sangre,
y quémame en el
último cigarrillo del miedo
al gran amor, y vete
descalza por el aire que viniste
con la herida visible
de tu belleza. Lástima
de la que llora y
llora en la tormenta.
No te me mueras. Voy a pintarte tu rostro en un relámpago
tal como eres: dos
ojos para ver lo visible y lo invisible,
una nariz arcángel y
una boca animal, y una sonrisa
que me perdona, y
algo sagrado y sin edad que vuela de tu frente,
mujer, y me estremece,
porque tu rostro es rostro del Espíritu.
Vienes y vas, y
adoras al mar que te arrebata con su espuma,
y te quedas inmóvil,
oyendo que te llamo en el abismo
de la noche, y me
besas lo mismo que una ola.
Enigma fuiste. Enigma
serás. No volarás
conmigo. Aquí, mujer,
te dejo tu figura.
Gonzalo Rojas
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Tomado de: http://circulodepoesia.com/nueva/2013/11/arte-poetica-no-006-gonzalo-rojas/
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