Foto: Fátima Rodríguez

05 enero, 2018

Líbame, abeja,
una estrella,
de esas que en verde tallo
se sostienen,
y a la brisa se asoman,
van y vienen.

Que sus destellos beba
mi boca en sed oscura
para cantar después
la luz,
la luz,
con más dulzura.

Y luego me le zumbas
en la oreja
a este que pone,
lector,
con ojos a sonar
versos callados,

por recordarle
que nada de este brillo
es nuestro
–ni de él ni mío–
sino, nomás,
sólo prestado.



Cecilia Pisos, en Esto que brilla en el aire


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