Foto: Fátima Rodríguez

09 diciembre, 2013

Ítaca


Cuando emprendas el viaje rumbo a Ítaca
ruega que sea muy largo tu camino
y abunde en aventuras y experiencias.
Lestrigones y cíclopes no temas
ni te arredre la furia
de Poseidón, pues nada de esto
encontrarás si tu pensar es alto
y una noble emoción tus actos guía.

Lestrigones y cíclopes,
furioso Poseidón no encontrarás
a menos que los lleves
en tu interior, o tu alma los erija
para cerrarte el paso.

Ruega que sea muy largo tu camino
y haya muchas mañanas de verano
en que, lleno
de gratitud y gozo,
bajes a un puerto por primera vez
y te detengas
en los centros fenicios
a comprar cosas delicadas:
madreperla, coral, ébano y ámbar,
los perfumes sensuales (cuantos puedas)
y visites
las ciudades egipcias y te llenes
con la enseñanza de los sabios.

No dejes de pensar jamás en Ítaca.
El desembarco en ella es tu destino.
Pero nunca apresures la jornada;
Deja que se prolongue muchos años
y ya seas viejo al divisar la isla,
rico por lo ganado en el camino,
sin esperar que te enriquezca Ítaca.
Ella te ha dado el prodigioso viaje,
sin la isla jamás habrías partido:
¿ya qué más puede darte?

Y si pobre la encuentras no habrá engaño:
sabio como ya eres con tu experiencia
para entonces sabrás qué significa Ítaca.


Constantino Cavafis
Una noche. 
Libro que forma parte de la colección El Oro de los Tigres III, 
editada por la UANL.




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