Foto: Fátima Rodríguez

01 abril, 2017

Fragmento


Sólo los muertos miran como los muertos. Yo siempre veo los ojos de la gente: la rubiecita con la mirada embotada de su muñeca, el hombre con una herida y rabia, el huérfano que veía como un barco que se aleja… yo conocía la mirada de todos los del barrio, pero la que más me gustaba era la de mi mamá. Ella miraba de caverna, pinturas rupestres, fuego original. Cuando mi madre miraba así, me daba de comer, se doblaba ante el lavadero, tarareaba canciones, contaba cuentos… luego se transfiguraba: una noche, siendo yo muy pequeña, oí un cencerro. Me levanté a ver de dónde venía ese ruido y vi a mi madre caminando hacia la puerta. La jalé de la bata: a la media luz que entraba de la calle, su mirada ya no era de llama ni de cueva. Sus ojos eran mil pájaros oscuros huyendo en desbandada, asaltados en la oscuridad, saliendo ciegos de sus nidos. Mi abuela me tomó del hombro: “No te asustes, mi’jita, tu mamá es sonámbula…”



Mariana Rergis
Fragmento: “Hay unos ojos” de La noche de los crueles.

https://www.educal.com.mx/0800-literatura/093915-noche-de-los-crueles-la-no-520.html

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